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Foto del escritorÁngela Santana

"Inequidad de género en el sistema de pensiones reflejado en el cálculo de la tasa de reemplazo"

Según la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), la tasa de reemplazo es la proporción del salario que representa el monto de la pensión obtenida mediante las cuentas de capitalización individual, debido a que compara el monto de la pensión otorgada con el salario percibido antes de la utilización. Los sistemas de pensiones asumen distintas formas y valores para el cálculo de la tasa de reemplazo conforme a los factores de cada país y los modelos establecidos.


El organismo establece tres elementos que determinan esta tasa de reemplazo, estos son: los factores sociodemográficos, los factores programáticos y los factores económicos.


Entre los factores sociodemográficos se encuentran la edad de incorporación al mercado laboral, el nivel de cobertura efectiva (tasa de afiliación) al sistema en diversos momentos del ciclo laboral, por edad y sexo. La organización destaca que existen otros elementos asociados pero que son menos visibles, en el caso de la mujer es el período de fecundidad y crianza de los hijos. En cuanto a esta situación en específico se esperaría como consecuencia que las mujeres acumulen menos número de cotizaciones y menos ahorro individual que los hombres, esto es tanto para el cálculo de las tasas de reemplazo de los sistemas de cuentas individuales como las prestaciones, es decir el mercado laboral y el sistema de seguridad social, donde se carga el costo productivo sobre esta parte de la ciudadanía.


Por otra parte, se encuentra el nivel de longevidad, que mide por la expectativa de vida a la edad de retiro, aunque no afectada de manera exclusiva, sí lo hace directamente en el cálculo del valor actuarial, acreditado por renta vitalicia. Para esta situación, es preciso considerar equidad de género, ya que la mujer tendrá más años de vida en promedio que los hombres.


Entre los factores programáticos se encuentran: La tasa de aportes y sus distribuciones según riesgo cubierto; nivel de las comisiones de administración de cuentas individuales; nivel de las comisiones de gestión de las rentas vitalicias; y la edad mínima de retiro según el régimen.


En cuanto a los factores económicos, se encuentran un sin número de variables que tienen un efecto sobre los mercados de capitales y el mercado laboral, donde se deben contemplar la interconexión de un mercado de bienes, factores y de capitales, es decir, considerar como dice la CEPAL “una interconexión total de las variables macroeconómicas y otras que afectan la creación y dinámica de las cuentas individuales” (CEPAL, 2011).


Este mismo estudio explica que la introducción de las cuentas individuales o sistemas privados de pensiones han aumentado la inequidad de género, en diversas formas:


  • El uso mínimo de cotizaciones requerida para acceder a las pensiones mínimas afecta principalmente a las mujeres, porque encuentran mayores limitantes para encontrar empleos que garanticen ahorros previsionales y derechos de prestaciones suficientes.

  • El uso de las tablas de expectativas de vida diferenciadas por sexo la denominan “discriminatorias” debido a que designan características basadas en grupos sociales, resultando en un efecto negativo para las mujeres.

  • El trabajo no remunerado o doméstico no se toma en consideración en las pensiones, por lo que no se traduce en aportes de sistema de pensiones ya que no es generador de ingresos.

  • La interacción del trabajo doméstico que se le asigna mayormente a las mujeres y el trabajo remunerado a los hombres, aumenta la persistencia de la dependencia de las mujeres de sus cónyuges, haciéndola acreedora de beneficios derivados por ser esposa. Lo que presenta un escenario de inseguridad cuando existe una ruptura matrimonial. Las mujeres que no trabajan con remuneración pueden quedar desprovistas de ingresos monetarios en la vejez o perder parte o todo de sus derechos a recibir pensión de sobreviviente si su ex esposo vuelve a casarse. A pesar de que esta razón no es una de las causas más comentada, la realidad es que en República Dominicana es necesario verlo con el nivel de importancia que requiere, debido al aumento persistente de la tasa de divorcio, la cual en promedio entre los años 2015-2021 se ubicaba en 47.3% (ONE, 2021).


Esta situación de vulnerabilidad de las mujeres ante los hombres frente a una inequidad de pensiones se considera un tema importante de afrontar en el sistema de pensiones dominicano. En el libro “Prosperidad y Pensiones” de la Asociación Dominicana de Administraciones de Fondos de Pensiones (ADAFP), los autores expertos exponen que este reto tiene distintas derivadas que se deben abordar para enfrentarlo, tales como:


  • Establecer mecanismos de coberturas en las lagunas de cotización por maternidad para aumentar la convergencia en la tasa de reemplazo entre mujeres y hombres.

  • Establecer los mecanismos que potencien y permitan el desarrollo de la maternidad, haciendo que el ejercicio de la maternidad no represente un detrimento para la mujer en sus derechos de pensiones justa.

  • Plantear en el sistema de pensiones futuro la realidad de la mayor expectativa de vida para las mujeres. Por un lado, es necesario elaborar tablas de supervivencia y mortalidad propias para República Dominicana, que tomen en consideración la evolución y características propias de la población dominicana, que ofrezcan mediciones con mayor precisión. También, los autores plantean considerar una tabla unisex en el sistema de pensiones dominicano, la cual no plantee diferencia de género en cuanto a sus aportaciones, ni años de servicio, que sea encaminada a una homogeneización de prestaciones con independencia de género, pese al riesgo de la mayor expectativa de vida que impera en las mujeres.

  • Establecer mecanismos que permitan vincular la edad de retiro con la esperanza de vida para hacer el sistema más viable a largo plazo. Explican los actores, que este proceso de vinculación evitaría un progresivo descenso de la tasa de reemplazo como consecuencia de estos incrementos. Buscando una mejora en la eficiencia y la adaptación a la evolución de la sociedad actual, debido a que tenemos mayor longevidad y por otro lado el acceso al mercado laboral se produce más tarde, por lo que tanto biológicamente y económicamente, resulta importante un ajuste en la edad de retiro alineado a las variaciones demográficas y sociales. Según los autores, la existencia de mecanismos automáticos eleva a rango de política de Estado la edad de retiro, y no está sometida a las posibles presiones de cambio de gobierno.

  • Flexibilizar y auspiciar el aumento voluntario de la edad de retiro, buscando lograr mejores pensiones y reducir brecha de la edad legal de jubilación y edad real de jubilación, priorizándolo en base a los esfuerzos contributivos y no al saldo acumulado.

  • Plantear un seguro de longevidad para garantizar rentas vitalicias en edad avanzada, para esto se necesita analizar a mayor detalle la situación de edades avanzadas, en cuanto a carencia de ciertas capacidades autónomas y las necesidades asistenciales por parte de terceras personas. En adición, recomienda la inclusión de un seguro de discapacidad vitalicio.


Un aspecto igualmente retador para el sistema de pensiones en la República Dominicana es el alto nivel de informalidad laboral, donde las mujeres tienen una importante tasa. El 57% de la población ocupada lo representa los informales, donde las mujeres ocupan aproximadamente un 38% equivalente a un millón de mujeres según los datos registrados en el Banco Central de la República Dominicana (BCRD). Entre las recomendaciones generales que los autores plantean ante esta problemática es establecer una cotización única para salir de la informalidad, lo que denominan “tarifa plena”, la cual sería sustancialmente menor a la vigente pero que la misma proporcione derecho a salud y a un pequeño ahorro para pensiones. Esta tarifaria explica que pudieran contar con un plan de aumento, donde en un período establecido se pudieran completar los aportes existentes en el régimen contributivo actual.


Es evidente que la inequidad de género en el sistema de pensiones es una realidad que debemos de enfrentar. Tal como indica la literatura de ADAFP, el sistema de pensiones de la República Dominicana tiene 20 años transitando una reforma que en la actualidad contempla una mirada constructiva hacia el futuro que potencie lo bueno y refuerce un esquema inclusivo, donde los ciudadanos lo sientan como un contrato social. Y uno de los principales refuerzos debe ser mejorar los instrumentos de análisis para lograr un sistema de pensiones justo y equitativo tanto para hombres y mujeres.



Fuentes:


Durán, Fabio; Pena, Hernán. Determinantes de las tasas de reemplazo de pensiones de capitalización individual: escenarios latinoamericanos comparados”. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo; Cooperación Técnica Alemana (GIZ). Santiago, Chile. 2011.


Bar, Nicholas; Valero, Diego; Tuesta, David; Robles, Edgar; García, Jaime; Lozano, Manuel. “Prosperidad y Pensiones. Reflexiones y perspectiva tras 20 años de la reforma de pensiones en la República Dominicana”. Asociación Dominicana de Administración de Fondos de Pensiones (ADAFP). República Dominicana. Marzo, 2022.



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